
UNA RELACIÓN PORNOGRÁFICA
Por: Marcela MG
En los noviazgos se acostumbra a tener algo que los identifique como pareja, que sea significativo y que haya marcado un momento importante, por ejemplo, una canción, una película, cartas, fotos, etc. Pero… ¿qué pasa cuando no se tiene nada de esto? Se puede salir de lo convencional y optar por tener una obra de teatro ¿no crees? ¿te suena aburrido? No importa que no te gusten demasiado las artes, no importa que no hayas leído Hamlet, que no sepas nada sobre Don Juan Tenorio ni que no tengas ni idea de en dónde está ubicado el Centro Cultural Helénico.
De lo que se trata, es que esa obra que elijas sea representativa. No necesariamente tienes que identificarte con los personajes, no necesariamente creerás en todo lo que digan, pero, definitivamente, antes de que el telón haya bajado, ya debes de haber caído en la cuenta de que por todo lo que acabas de ver esa es “la obra” de tu relación.
Estamos en una época donde Internet nos está consumiendo, ahora es más común quedar de acuerdo con tus amigos en un mensajero instantáneo que por teléfono. Ahora (y desde hace ya algunos años), uno de los beneficios que tiene la red, es poder encontrar personas en el ciberespacio. Personas para conocer, salir y ligar y por qué no, para tener una relación pornográfica.
Desde el 19 de este mes de octubre, podemos presenciar en el Teatro Helénico la puesta en escena titulada, Una relación pornográfica. Únicamente bastan 3 actores en el llamativo y original escenario para dar vida a ésta, que por mucho, es una obra extremadamente abierta a la actualidad y capaz de despertar nuestros instintos más ocultos. Cuando te encuentras navegando por la red y hallas en algún sitio un anuncio que dice: “Busco una relación pornográfica, contáctame…” enseguida llama tu atención y si eres de las personas que prefieren esconderse tras una pantalla para conseguir pareja, esas palabras pueden ser muy atractivas para ti.
De esto pueden surgir grandes historias, encuentros programados y llenos de pasión, experiencias excitantes que te harán esperar el día de la próxima cita. Anna Cioccheti, Hernán Mendoza y Natalia Traven (y claro, el gran equipo de producción que hay detrás) son los responsables de llevarnos los viernes, sábados y domingos a las 20:30 horas en Av. Revolución 1500, esta magnífica representación de lo que sucede en un café y en un hotel cuando los encuentros ya son piel con piel y no sólo a través del monitor de una computadora.
¿Qué sucede cuando dos perfectos extraños se citan en un punto para únicamente intercambiar deseos sexuales? ¿Es posible mantener la regla estipulada de “sólo tener sexo, sin ningún otro tipo de acercamiento o compromiso”?
Probablemente la respuesta de muchos sea “sí”, probablemente las mujeres cursis digan “pero por supuesto que no”. Cada quien tiene su propia concepción de dos palabras extremadamente fuertes: amor y sexo. No por esto quiere decir que no tengas derecho a cambiar de parecer, si vas a comenzar una aventura con alguien, si tienes ganas de experimentar, estás en la completa libertad de cambiar de idea cuantas veces quieras (y de amante también).
No pretendo contar el desenlace de la puesta en cuestión, no pretendo emplear más elementos que los hagan predecir el camino final de los personajes. No sé trata de reseñar la obra ni hablar de las características de los diálogos, de lo bien montada que está, de las excelentes actuaciones de los protagonistas, del ingenio de la adaptación del texto original de Phillipe Blasband, hecho por Luis Mario Moncada. De lo atractivos y entretenidos que resultan esos entrañables 75 minutos de buen teatro. De lo mucho que vas a reír, de lo mucho que vas a reflexionar, pero sobre todo, no se trata de decirte que quedarás extremadamente estremecido cuando te des cuenta de que a pesar de que tu grado de pasión y deseo esté que explota, descubras que tu corazón puede jugarte una pequeña broma.
Si después de esto sigue sin llamarte la atención el tener “la obra” de tu relación, puedes seguir buscando esa canción que te remita a un amor muy valioso, puedes remover en tu caja de recuerdos las cartas que tan feliz te hicieron cuando las leíste. Y si al final del día te das cuenta que nada de esto es suficiente, tú y sólo tú sabrás cuáles son los verdaderos elementos que puedes rescatar de una relación y por supuesto, de una obra de teatro.
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