domingo, 14 de octubre de 2007

Breve Espacio


"Miedo a las alturas"
por: Aldo Rojas

Recostado sobre una hamaca, sintiendo la brisa del viento que azota la habitación y soportando el fuerte frío que provoca. Reprochándose minuto a minuto lo sucedido y cada minuto queriéndose menos...


Las pupilas le quemaban pero no sentía dolor, los parpados le eran pesados o quizá era la carga de conciencia. Una y mil veces se dijo: no más lagrimas. Sabiendo que en aquella ocasión le eran imprescindibles.

Se levantó del lugar que había ocupado durante dos, tres o tal ves cinco horas. Realmente eso no le importaba. Caminó por el pasillo y se detuvo en el balcón, entonces comenzó a vacilar entre cortarse las venas o tirarse al mar. Más tarde se dio cuenta que era muy cobarde para esas cosas, la valentía era un tema que no iba acorde a la ocasión.

Trató de descifrar por qué actuaba de esa forma, y se sintió miserable al darse cuenta que siempre lo amaron más de lo que él amó. La tristeza se apoderó del espacio. Y la imagen de ella en llanto lo ocupaba todo. El viento le pegó y fue el pretexto ideal para disimular esa tempestad de sus ojos estallando en mar.
Se dirigió a la cocina en busca de unos cerillos para encender el último cigarrillo que jugaba entre sus dedos desde varios minutos atrás. El nudo en su garganta no le permitió siquiera probarlo. De impotencia lo tiró al suelo y lo pisó como se pisan las uvas en el viñedo.
De haber sabido que esto pasaría al menos abría llamado a su madre para despedirse de ella. Ella siempre le dijo que tenía que ser humilde, que para lograr el éxito hacía falta más que una linda cara y buenas calificaciones y no era cuestión de suerte, ya que como decía Pablo Neruda: La suerte es el pretexto de los fracasados.

También le enseñó que tenía que luchar por el verdadero amor. Creo de los consejos de su madre fue precisamente ese el que nunca tomó en cuenta; porque le dio la receta pero nunca le mencionó cómo distinguir la enfermedad. Paradoja singular.

Como las hojas de árbol en otoño, así cayeron los recuerdos sobre él. Afuera, el mar rugía como un león y las luces eran como lagrimas de sal.

Comenzó a Recordar todas y cada una de las palabras que le mencionó a la niña de mirada dulce y cabello rizado, aquellos momentos que compartió a su lado, las buenas y las no tan buenas. Sus ojos no paraban de sudar. En el 5to piso de la habitación 504, todo era tan tranquilo, como el silencio que anuncia el ruido de la calma que antecede a un huracán.

En la oscuridad se percibe el color de las palabras. Ella no volverá y el perfecto lo sabe. Su cariño se le fue, como se va el agua entre las manos.

Le quedó una lección que espero pueda aprender, los errores se pagan caros y las decepciones no se curan con medicinas.

Como naúfrago a la orilla, aún se aferra a la idea de verla entrar por esa puerta, pero no se puede pedirle al tiempo que vuelva; tan absurdo como querer contar las gotas del mar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te da perfectamente la expresión literaria y haces que uno se transporte hasta ese lugar; se siente cómo lo va viviendo tu personaje. El manejo de lenguaje es amplio pero sí te recomiendo tener cuidado con el queísmo y la acentuación.

Anónimo dijo...

La entrada es fuerte y llamativa, logras enganchar a tu lector. La historia se desarrolla con fluidez manteniendo el interés; la utilización de metáforas es buena.

Sólo corrige algunas faltas de ortografía, tal vez dedazos. A mi juicio no se logra dilucidar un climax interesante. Cuidado con el queísmo

Anónimo dijo...

Tiene plasmado un toque de tristeza, construyes un ambiente nostalgico, tanto que me pude imaginar el lugar gris y el sentimiento de dolor.

Creo que hay algunos detalles con la redacción pero la verdad se ve que te salió del alma y eso lo hace un buen texto!!...

Anónimo dijo...

Me encantó, simplemente hay textos en los que uno se siente identificado o por el contrario te das cuenta de lo que siente el autor o de sus vivencias.

Además le pusiste un estilo y un sentimiente tan bien delineados que hace que te sientas parte dolor y tristeza.

Es un texto bueno y como dicen a veces creamos mejores cosas cuando estamos en un estado melancólico.

Anónimo dijo...

mi comentario no es tanto de corrector de estilo, si no mas bien te dire lo que me hiciste sentir: nostalgia, ansia y tristeza. si este era tu objetivo entonces es un muyu buen escrito.

tus metáforas son buenas,tus ambientes están bien descritos el final me quedó un poco suelto pero en general, me gustó mucho y tú sabes que me iba a gustar. felicidades

Anónimo dijo...

Wowww Lograste que mi imaginación volara, muy buen texto de verdad, creo que haces buen uso de las metaforas y citas...sobre todo esa de los autenticos decandentes.
la historia muy buena, creo que el tema se presta a diferentes interpretaciones y eso es lo que distingue un texto de un texto bueno...gracias me hiciste reflexionar muchas cosas

Anónimo dijo...

Buen texto, logras crear imágenes, sólo falta cuidar un poco la ortografía y la sintáxis

Anónimo dijo...

Mmm... pues... ¡¿qué te puedo decir? ! ¡Está poca madre brother!