Hábitos extraños

Por: Francisco Samuel González Fernández

Todo es subjetivo. Hay cosas que por sí mismas parecen que son buenas aunque sean malas, hay cosas que son malas pero creemos que son buenas. Mucho es inherente a todos los seres vivientes, incluyendo al ser humano. Es natural vivir y morir. Es natural que durmamos. Es natural comer y defecar lo que nuestro cuerpo en cuanto a nutrientes no necesita. Lo que no es natural del morir es, por ejemplo, provocar la muerte, como no es natural del comer, desechar por la boca lo que nosotros creemos que no nos sirve o simplemente no comer.

“Malos Hábitos” muestra diferentes perspectivas, todas muy subjetivas, de lo que es probable en el uso y desuso de la comida. Para algunos les es normal, mas no natural, no comer, desafiando y contrariando a la sabiduría de la naturaleza respaldada por varios años, individuos y seres vivos. Es muy sabido que el comer es natural, pero todos los excesos son malos. Si comes mucho provocaras que la naturaleza de tu organismo se desorganice y ya no sepa que es saludable para tu cuerpo provocándote así varias enfermedades como diabetes o sobrepeso. Así como si no comes nada, pues a falta de nutrientes tu cuerpo desvanecerá.

La película brinda una perspectiva ya sabida por muchas personas que voluntariamente se han querido cegar y no ver la realidad que nos acontece en estos momentos. Pensar que tiene más valor lo material que la naturaleza misma como es la alimentación, que tiene más valor el que dirán que la propia vida, es algo que todos sabemos pero que todos nos callamos. La perspectiva de Simon Bross, sin ser mi perspectiva ni con esto quiero decir que es la perspectiva de todos, tiene el valor de quitarse la venda, de no callarse y mostrar la crudeza de la vida en personas con bulimia, anorexia o cualquier otro desorden alimenticio.

Saber que es bueno y que es malo depende de cada uno. Pero aunque dependa individualmente, hay cuestiones que por sí mismas son malas pues la naturaleza gana a la razón y las necesidades no pueden o deben cambiarse por la moda. Así como el morir es natural, sin embargo, el quitarse la vida no lo es, de la misma forma el comer lo es mientras se haga moderadamente, sin ningún prejuicio ni tampoco cualquier intento de desecharlo, sino dejar que la naturaleza haga su trabajo y expulsarlo como debe ser, defecando.

Algo que es muy surrealista en la visión del director pero que no por eso deja de ser valida, es manejar el pecado de la gula en la monja. Flagelarse por comer demasiado. Yo no niego que comer demasiado sea malo, pues todo exceso es detestable. Pero lo que no llena mis expectativas es exponer la situación de esa manera, aunque tampoco podría aportar algo nuevo ante esa circunstancia, pues lo más común es comer por depresión, situación que no se nota aquí, pues ilusamente cree que la solución para no comer demasiado es no comer. Contradicción que pareciera que no tiene solución pero que acaba en un final feliz.

El manejo de la lluvia plantea todo el conflicto en el desorden alimenticio. En toda la película llueve hasta que los enfermos se dan cuenta de su enfermedad o simplemente se mueren. Esas son las dos salidas que hay, morir o aceptar que se es enfermo. Porque la bulimia, anorexia y cualquier otro desorden alimenticio es una enfermedad, que para poder curarla hay que aceptar que se es enfermo o simplemente destruirse por dentro.

“Malos Hábitos” sin ser una excelente película pone de manifiesto un tema mundialmente conocido pero poco abordado como temática central. Mucho menos en México. Es una gran producción, con muy buena fotografía, notándose el manejo publicitario de su director. Los mejores momentos de la película son aquellos en las que las imágenes hablan por sí solas acompañadas únicamente de la banda sonora.

Si usted cree tener algún desorden alimenticio o conoce a alguien que esté enfrascada en ese problema y no lo reconoce, le recomiendo que vaya a verla, y si no tiene ningún conflicto y su nutrición así como su salud es la más adecuada en su calidad de vida, no importa, vaya a verla, a fin de cuentas los gustos son subjetivos.